Daniel pregunta:
Quisiera saber de qué manera
se pudiera expresar mucho mejor las emociones. Soy un chico de 30 años, y como
diría Goleman en su libro, no soy el más dotado en la expresión emocional; no
estoy diciendo que no tenga emociones, es simplemente que mis expresiones son
muy limitadas en este sentido, estoy hablando de lo poco afectuoso que puedo
ser en momentos que debería serlo. ¿Algunas sugerencias y pautas?
Hoy día es casi absurdo
afirmar que no existen diferencias entre los hombres y las
mujeres, tanto a nivel fisiológico, como conductual, incluso a nivel cerebral.
A nivel emocional y sobre todo, de expresión emocional también. Y a parte de
tener una explicación fisioneuronal, existe una parte educacional a tener en
cuenta.
Las mujeres suelen ser
emocionalmente más
expresivas que
los hombres, reconocen mejor las emociones de los demás y son más perceptivas y
empáticas. Uno de los motivos, a nivel educacional que se ha estudiado para
explicar esta diferencia es la expresividad maternal,
diferente según el sexo del hijo. Así pues, las madres suelen mostrar mayor
expresividad con las chicas que con los chicos. Esta desigualdad en la
educación emocional termina desarrollando actitudes y aptitudes muy diferentes.
Las chicas se aficionan a la lectura de indicadores emocionales y a la
expresión y comunicación de emociones, mientras que los chicos son socializados
desde niños para evitar expresar sentimientos. De esta manera, aunque al nacer
no existe diferencia alguna manifiesta en la expresividad de las emociones en
hombres y mujeres, a lo largo del desarrollo se ha comprobado que los chicos se
vuelven menos expresivos.
Existen programas de entrenamiento emocional,
donde se trabajan diferentes aspectos, como son la atención emocional, que
consiste en prestar atención a los propios sentimientos y a los de los demás;
facilitación emocional, entendida como la habilidad para asimilar la emoción en
el pensamiento; comprensión emocional, donde se aprende a reconocer y entender
las emociones propias y las de los demás; la regulación emocional; la
autoestima; y habilidades sociales, entre otros. El acompañamiento de un
profesional será esencial para este recorrido.